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Foto: RTVC.ES |
Algunos
de los integrantes del Mississippi Mass
Choir han visitado el Teatro Leal de La Laguna. Contando únicamente con el
acompañamiento de un piano, una batería y un teclado, la magia del góspel llegó
de la mano de las increíbles voces de los cantantes, quienes consiguieron
alcanzar los corazones del público desde que sonó la primera nota.
A
pesar de contar únicamente con siete voces sobre el escenario, gracias a las
pegadizas melodías, la perfecta sincronización y el sentimiento que demostraban
con cada palabra que salía de sus bocas, pusieron a todo el teatro en pie en
más de una ocasión, mientras el eco de los aplausos llenaba la sala al final de
cada canción. Cuando uno de los cantantes se ponía al frente para interpretar
los solos, siempre acompañado de las cálidas voces de sus compañeros del coro, jugaba
a placer con tonalidades imposibles, capaces de alcanzar incluso el mismísimo cielo.
pesar de contar únicamente con siete voces sobre el escenario, gracias a las
pegadizas melodías, la perfecta sincronización y el sentimiento que demostraban
con cada palabra que salía de sus bocas, pusieron a todo el teatro en pie en
más de una ocasión, mientras el eco de los aplausos llenaba la sala al final de
cada canción. Cuando uno de los cantantes se ponía al frente para interpretar
los solos, siempre acompañado de las cálidas voces de sus compañeros del coro, jugaba
a placer con tonalidades imposibles, capaces de alcanzar incluso el mismísimo cielo.
Especial
mención se merece una de las integrantes, quien, a pesar de su pequeña
estatura, demostró que poseía una de las voces más potentes que se escucharon
aquella noche. La fuerza y la pasión impregnaban cada estrofa que cantaba,
ganándose una avivada aclamación por parte de los asistentes. Por su parte, la emoción y la ternura se
adueñaron por completo del teatro, el cual escuchó, callado y atento, el
precioso villancico Silent Night. Los
cambios de volumen, perfectamente calculados, y la hermosa sensación que
producían las voces superpuestas, deleitaron por completo al público.
Tras
más de una hora de actuación, cuando parecía que el coro se había retirado
dando por finalizado el espectáculo, los aplausos y las ovaciones se adueñaron
del teatro, pidiendo una última canción, devolviendo a los protagonistas a
escena para interpretar la conocida Oh
Happy Day! Con todos los asistentes
en pie y los miembros del coro al frente, todos juntos entonaron el estribillo
de la canción, como una animada conversación, al ritmo que marcaban las palmas.
Fue entonces cuando los cantantes invitaron al público a unirse a ellos en el
escenario, donde cantaron y bailaron juntos como una perfecta despedida.
más de una hora de actuación, cuando parecía que el coro se había retirado
dando por finalizado el espectáculo, los aplausos y las ovaciones se adueñaron
del teatro, pidiendo una última canción, devolviendo a los protagonistas a
escena para interpretar la conocida Oh
Happy Day! Con todos los asistentes
en pie y los miembros del coro al frente, todos juntos entonaron el estribillo
de la canción, como una animada conversación, al ritmo que marcaban las palmas.
Fue entonces cuando los cantantes invitaron al público a unirse a ellos en el
escenario, donde cantaron y bailaron juntos como una perfecta despedida.
Al
principio de la actuación, el coro expresó su deseo de conectar con el público,
de poder llegar hasta sus corazones a través de la música, pero lo que
consiguieron fue mucho más que eso. El recuerdo de sus voces, chocando contra
las paredes del teatro, sin duda permanecerá en la memoria de todos aquellos
que tuvieron la inmensa suerte de escucharlos.
principio de la actuación, el coro expresó su deseo de conectar con el público,
de poder llegar hasta sus corazones a través de la música, pero lo que
consiguieron fue mucho más que eso. El recuerdo de sus voces, chocando contra
las paredes del teatro, sin duda permanecerá en la memoria de todos aquellos
que tuvieron la inmensa suerte de escucharlos.
ESCRITO POR: ESTEFANÍA SANTANA