Con
su escaparate y decoración retro en el bajo del edificio de fachada
azul eléctrico y estilo andaluz, situado en el número 13 de la calle
Nicolás Estévanez
, se encuentra Vintage Store, el culmen de un proyecto
empresarial que empezó en La Laguna y posteriormente en la calle San
Pedro Alcántara de Santa Cruz, bajo el nombre de Mikimono Vintage Shop.


De la mano de la misma empresaria de aquella primera tienda de moda
vintage en Tenerife, Paloma Padilla, y ante la necesidad de un mayor
espacio, Vintage Store se inauguró el año pasado para aumentar la
oferta y seguir atendiendo a una buen número de clientes que les
fascina un tipo de moda, que cada vez tiene más adeptos entre la
población chicharrera. “Cuando llegué a Santa Cruz empecé desde cero
pero el recibimiento fue espectacular, sobre todo por parte del público joven”,
recuerda con alegría.

“Siempre me ha gustado la moda y tenía bastante experiencia en este
sector pero todo empezó cuando decidí vender en mercadillos el excedente de ropa que tenía en mis armarios. Lo vendí todo con
facilidad y me pregunté ¿por qué no montar una tienda?”, declara la
emprendedora. Con un espacio físico y predilección por la moda de
décadas atrás, Paloma inició su aventura empresarial vendiendo ropa de
segunda mano y prendas vintage de todo tipo a estrenar, que compra a
otras tiendas o le envían directamente desde otros países como Estados
Unidos. Además, en Vintage Store también hay hueco para la venta
de artículos de mobiliario y decoración antiguos y las originales camisetas
pintadas a mano de DiryHandz. “En la tienda hay un poquito de todo, en
Tenerife no hay un mercado tan amplio para especializarse”, señala.

A pesar de no estar en una zona comercial, la empresaria ha visto como
su negocio ha ido en pleno crecimiento desde que se trasladara a Santa
Cruz hasta el punto de convertirse en una tienda de referencia, “gracias
principalmente a las redes sociales” como ella misma asegura. “Mucha gente me
ha conocido por Facebook pero últimamente tengo bastante seguimiento en
Instagram. Las cosas que cuelgo se suelen vender muy rápido”, afirma la
propietaria de Vintage Store. Si bien reconoce que “a veces se extraña cuando una prenda lleva expuesta varios meses en la tienda y al final alguien se decide a
comprarla cuando la ha cogido para ella”. “Más de una vez me han
querido comprar mi ropa”, agrega esbozando una sonrisa.

Paloma cree que una de las claves de su éxito “es no querer vender a
toda costa, sino buscar que la gente salga contenta de mi tienda y se
vaya satisfecha con lo que compra”. “Si compran un vestido o una
camiseta es para que lo luzcan, no voy a recomendar algo que no le
favorezca a mi cliente por hacer caja”, manifiesta con rotundidad. “A
día de hoy puedo estar contenta, considero que he conseguido fidelizar a
mi clientela porque he sido honesta con ellos, muchos vienen también
porque tengo precios muy competitivos. Mi idea es rotar los productos, a
pesar que lo vintage coge valor a medida que pasa el tiempo, a ninguna
tienda le interesa tener los artículos mucho tiempo, hay que buscarle
salida, por eso suelo organizar eventos y promociones. Quiero ver mi
ropa en la calle”, finaliza.

A pesar de irle bien las cosas como empresaria, Paloma quiere ver otro panorama en la zona de El Clavel, donde se ubica Vintage Store. “La
restauración mueve mucha gente, Tatiana de la Imprenta Clavel y yo hemos
contribuido al resurgir de la zona con la organización del mercadillo Le
Pettite Cirque, ahora denominado Clavel Market, pero queremos más. El
Clavel tiene todo para convertirse en un barrio bohemio y una zona
comercial de referencia por su proximidad a la Calle Castillo pero
lamentablemente hay muchos edificios en ruinas y locales que los
propietarios no desean alquilar o lo hacen a unos precios desorbitados”,
lamenta.

Escrito por CARLOS MIRABAL