Callejeando
por la zona de El Clavel me detuve en la calle La Palma ante ese local con una
bicicleta fijada en su fachada negra por simple curiosidad, mi instinto me
decía que iba a encontrar algo diferente y no me equivoqué. Mi primera
impresión fue muy buena, aquel taller desprendía “buenrollismo”. En ese instante estaban los responsables de aquel lugar, dos chicos jóvenes con
looks alternativos rodeados por más de una veintena de bicicletas, no dudé en
presentarme y hablarles de Paseando por Santa Cruz pero no quería ser el
protagonista, quería que fueran ellos los que me dieran a conocer la razón de
existir de este espacio llamado Reciclos.

Fue a finales del año pasado cuando Airam y Diego, dos profesionales de
la customización de bicicletas, consiguieron transformar un hobbie  en su medio de vida.  En este taller de dos plantas se dedican
básicamente a darle una segunda oportunidad a bicicletas viejas e inutilizadas,
es por eso que la mayoría de los modelos  descatalogados que llegan a sus manos, pasan
de servir para desguace a convertirse en bicis a estrenar. El excesivo cuidado
por los detalles se manifiesta en increíbles resultados,  causa principal por la cual, el taller de Reciclos tiene a
día de hoy, lista de espera para atender a los clientes que desean recuperar y
personalizar sus viejas bicicletas.  “También restauramos muebles pero el exceso de trabajo que tenemos en el taller
provoca que solo podamos dedicarnos a las bicicletas por ahora” comenta Airam,
también ebanista de profesión. “Aquí no tenemos tarifas, lo que hacemos es
adaptarnos al presupuesto que nos dé el cliente”, agrega por su parte Diego.  
El objetivos de estos dos santacruceros es inculcar una
cultura de usar la bicicleta como medio habitual de transporte, como en otros países del mundo, algo que van consiguiendo poco poco con esta empresa, que ha
tenido una gran aceptación desde su apertura. “Nadie apostaba por esta iniciativa pero lo hemos
sacado adelante porque hemos sido profesionales, honestos y hemos trabajado con
esfuerzo y cariño en cada bicicleta“, afirma Airam. “El cliente percibe su bicicleta es tratada con mucho mimo”, agrega Diego. Ambos aseguran
que “lo fácil es aceptar cualquier trabajo y ganar dinero pero no es nuestro estilo, nos
preocupamos en hacer un trabajo distinto y que el cliente salga contento”. 
Sin lugar a duda, la profesionalidad es la clave de su
éxito y oírles hablar vale la pena tan
solo por la capacidad de transmitir su pasión por este trabajo; tanto es así, que
me han dado ganas de volver a sacar la bicicleta por las calles de Santa Cruz ¿Y a ti?.

Escrito por CARLOS MIRABAL