Cuando una ciudad tiene el
privilegio de tener una fiesta de interés internacional, en el contexto de una
isla que vive principalmente del turismo, el hiperlocalismo debe coexistir con
una manera de ver, pensar y actuar capaz de traspasar fronteras, aprovechando
las poderosas herramientas de este mundo globalizado. Es decir, pensar
globalmente y actuar localmente, lo que se conoce como ‘glocalización’, término
acuñado por el sociólogo Roland Robertson.

No soy de los temerosos, ni reticentes a acoger u adoptar fiestas y tradiciones
de otras culturas –algo que obviamente nos enriquece- pero me gustaría que se
elevase al Carnaval de Santa Cruz de Tenerife a la categoría que se merece. Para ello, es necesario
otorgarle carácter permanente a su historia, de aquí la necesidad de hacer un museo.
Luego, siempre tiendo a evitar las odiosas comparaciones pero, a veces, vienen
bien para hacer un poco de autocrítica. Por ejemplo, en cualquier ciudad
importante de Italia puedes comprar las máscaras del Carnaval de Venecia los
365 días del año; en Tenerife, por el contrario, se ha cometido el error de no apostar
por el merchandising carnavalero como fuente de ingresos… quién sabe, quizás
un buen diseño de camiseta del Carnaval chicharrero llegue a molar tanto, como
llevar las de los diferentes Hard Rock Café del mundo.
Espero que la creación de la nueva página del nuestro Carnaval (carnavaldetenerife.com) sea la primera de una serie de medidas acertadas encaminadas a
proyectar, de una manera eficaz, nuestra fiesta más internacional; de no ser
así, perderá atractivo para los de fuera y no será beneficioso para nuestra Isla
y su gente.
Escrito por CARLOS MIRABAL