El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife ha puesto en
marcha el servicio de recogida de aceites vegetales usados, mediante la instalación
de 120 contenedores específicos, que están siendo instalados en los cinco distritos
del municipio. La presentación del dispositivo ha estado a cargo del alcalde de
la ciudad, José Manuel Bermúdez, durante un acto celebrado en las inmediaciones
del parque de Las Indias, en el distrito Salud-La Salle.
contenedores, el Consistorio completa la red de sistemas de reciclaje,
integrado hasta ahora con los de ropa y calzado usados, aparatos electrónicos,
papel, vidrio, envases y orgánicos”. El acto ha contado también con la presencia
del sexto teniente de alcalde y concejal de Servicios Públicos, Dámaso Arteaga;
el director de CEPSA Refinería Tenerife, Salvador García, y la representante de
las empresas de la Fundación Ataretaco, Rosario Pino.
vecinos deshacerse cómodamente de un residuo altamente contaminante, con la
consiguiente repercusión en el cuidado medioambiental”, para agregar que “el
aceite usado debe introducirse en botes o botellas de plástico y asegurarse de
que las mismas estén perfectamente cerradas”. Recordó además que su
implantación refuerza “otro de los objetivos que nos marcamos para este mandato
como es la concienciación medioambiental”.
litros se realiza de la manera siguiente: 37 unidades en el Distrito Salud- La
Salle; 28 en Centro-Ifara; 24 en el Distrito Suroeste; 24 en Ofra-Costa Sur y 7
en Anaga.
servicios en materia de reciclaje y contribuimos a dar un paso muy importante
para tener una ciudad lo más sostenible posible”. El concejal resaltó que “de
forma inmediata se procederá a la colocación de los primeros contenedores,
siete en cada distrito, para continuar el proceso hasta llegar a los 120
previstos en toda la capital”. Además, se pretende ampliar este servicio de
recogida a establecimientos de restauración, centros educativos y asociaciones
vecinales, entre otros.
Tras la convocatoria del concurso correspondiente, el
Ayuntamiento ha adjudicado estos servicios a Ecatar Canarias, empresa de inserción
de la Fundación Ataretaco, gestor autorizado de residuos peligrosos y no
peligrosos, por el plazo de dos años. El acuerdo podrá ser prorrogado
anualmente, por un plazo máximo de dos años más.
Rosario Pino agradeció la involucración del Consistorio “para
poner en marcha este servicio, que nos beneficiará a todos” y destacó que la
fundación sea la encargada de llevar a cabo las tareas de recogida,
almacenamiento temporal y pretratamiento del aceite. “Ataretaco contrata a
personas del municipio en situación de exclusión social o riesgo de padecerla,
normalmente derivadas por la Concejalía de Atención Social, tras un proceso de
formación en la propia fundación, lo que supone la creación de puestos de
trabajo de numerosas personas en riesgo de exclusión social”, dijo.
Las tareas incluyen el traslado de los residuos a la planta
de tratamiento autorizada para su transformación en biodiesel. Desde el
Ayuntamiento se estima una recogida de 67.000 litros de aceite usado al
año.
Salvador García explicó el proceso experimentado por los
aceites vegetales usados, que son tratados desde hace escasos meses en una de
las unidades de proceso de la fábrica para su transformación en biodiesel, con
lo que se consigue convertir un residuo altamente contaminante en combustible
de automoción. “Con ello, la refinería contribuye a eliminar a al menos
disminuir considerablemente el alto coste medioambiental que supone el traslado
de estos residuos fuera de Canarias para su revalorización”, aseguró.
Problemas de la
gestión incorrecta del aceite vegetal usado:
de freír se tiran por el fregadero y cada litro de aceite desechado contamina
unos 1.000 litros de agua.
se pueden derivar una serie de problemas que se resumen en:
Provoca malos olores por descomposición y se
convierte en alimento para ratas, cucarachas y otros insectos.
Se solidifica y se queda adherido a los desagües
de las casas y a la red general con el peligro de embotellamiento y atascos en
tuberías.
Puede complicar los procesos de depuración y encarecer
los costes de explotación de las depuradoras.
Dificulta el sistema de recuperación de las
aguas residuales que recogen las depuradoras locales, al dificultar el
funcionamiento de los depósitos de aireación, lo que provoca una disminución de
la vida media de estas instalaciones.